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26 de diciembre de 2011

BUSCANDO LA PARTÍCULA DE DIOS

Los científicos estuvieron décadas buscando el esquivo bosón de Higgs. Parece que ahora están cada vez más cerca de hallarlo —y de desentrañar el misterio de cómo llegamos aquí.
Días atrás, la emoción era palpable en Europa. Una serie de experimentos apuntaba al hallazgo de un nuevo ingrediente indispensable para la naturaleza: la partícula conocida como "bosón de Higgs". Y no se trata de cualquier partícula, ya que confirmaría la premisa sobre la que se sustenta una teoría física que explica los bloques de construcción de la materia. Aun los no científicos —para quienes términos como "campo de Higgs" o "hadrones" son incomprensibles— se entusiasmaron: estamos cerca de desentrañar misterios que, hasta ahora, permanecieron lejos de nuestro alcance.

Los "hadrones" son partículas que interactúan con alguna de las cuatro fuerzas de la naturaleza, conocidas colectivamente como interacción nuclear fuerte. Los experimentos para detectar el bosón de Higgs se llevan a cabo en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), un enorme acelerador de partículas ubicado en la frontera franco-suiza, dentro de un subterráneo laberíntico donde los científicos observan el choque de protones (un tipo de hadrón) acelerados a casi la velocidad de la luz. Esa aceleración hace que los protones colisionen mil millones de veces por segundo en una región más pequeña que un cabello humano; y cuando eso sucede pueden convertirse en una energía que, como predice la teoría de Einstein, es capaz de crear tipos de materia jamás vistos. 
(FUENTE: Newsweek) 
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